Un año más las hojas empiezan a caer. Comienza mi estación favorita del año y, un año más, siento la tentación de lanzarme a por mis lápices de colores y dedicarle un dibujillo.
No hay otoño sin hojas que caigan, así que, mientras dibujaba, se me vino a la cabeza el poema que Rilke le dedicó a esta estación:
Y para terminar de rematar la faena, he desempolvado un poco mi alemán para añadir mi versión de la traducción de este poema:
Las hojas caen, caen desde lejos,
como mustias en los lejanos jardines del cielo;
caen con un ademán de negación.
Y en las noches cae la pesada tierra
fuera de todas las estrellas en la soledad.
Todos caemos. Esta mano cae.
Y mira a los demás: la caída está en todos.
Sin embargo hay uno que recoge estas caídas
con infinita ternura entre sus manos.