Bei der Laterne…

Hay canciones que, casi sin proponérselo, marcan una época, que se convierten en el himno de una generación, de un período histórico, y remueven las entrañas y hacen eco de las palabras de millones de personas a la vez, canciones que pueden poner de acuerdo y gustar por igual a varios bandos enfrentados entre sí encarnizadamente… es la magia y el poder de la música.
Poco de esto imaginaba el soldado alemán Hans Leip cuando, de camino al frente ruso durante la Primera Guerra Mundial, escribió una serie de poesías. Entre ellas se encontraba un simple y corto poema dedicado a una chica, a su amada tal vez, o quién sabe. El poema narraba como él se despedía de ella junto a una farola frente al cuartel.
Varios años después, en 1937, Leip publicó estos poemas, los cuales llegaron a manos del compositor Norbert Schultze. El poema antes mencionado le gustó, y decidió ponerle música y convertirlo en una canción titulada Das Mädchen unter der Laterne (‘La chica bajo la farola’). Sin embargo, fue con otro título con el que la canción pasó a la historia. Un año después se estrenó el tema, cantado por la cantante alemana Lale Andersen, con poco éxito de ventas y pasando sin pena ni gloria.
Ya en 1940, un suboficial de una compañía acorazada alemana, que resultaba ser de los pocos que tenían el disco, dejó oir la canción a sus compañeros, y les gustó tanto que la adoptaron como «su canción». Enviaron a la compañía a formar parte del Afrika Korps, a cumplir órdenes al mando de Rommel, pero uno de los oficiales de la compañía fue trasladado a la recién ocupada Belgrado, para hacerse cargo de la emisora militar de radio de la ciudad, y se llevó consigo el disco. Desde allí emitió la canción por primera vez en agosto de 1941, dedicándosela a sus compañeros que se encontraban en el desierto norteafricano. A Rommel le encantó y pidió que se incluyera habitualmente en las emisiones de la radio. Comenzó a tener un gran éxito y desde todos los frentes llegaron peticiones para que se emitiera. Al final, la canción se hizo tan popular entre los soldados alemanes que la emisora de Belgrado acabó radiándola todos los días, a las 21:57 horas, como cierre de su programación. Pero no acabó ahí la cosa. La emisora tenía tal potencia que podía escucharse en numerosos lugares de la contienda, por lo que los soldados aliados la escuchaban también, y a su vez, y sin saber nada de lo anterior, también adoptaron el tema como «su canción». Los soldados alemanes se sorprendieron cuando al hacer prisioneros enemigos comprobaban que la conocían.

Así, cada noche, a la misma hora, para los soldados de ambos bandos, inmersos en el sinsentido de una guerra encarnizada, el tiempo se paraba, mientras recordaban a sus novias, sus amadas, y todo lo que habían dejado a trás, esperándolos junto a una farola mientras escuchaban estas palabras:

Haciendo más pinitos con el papel negro... es más difícil de lo que parece.

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Frente al cuartel,
delante del portón,
había una farola,
y aún se encuentra allí.
Allí volveremos a encontrarnos,
bajo la farola estaremos.
Como antes, Lili Marleen.

Nuestras dos sombras
parecían una sola.
Nos queríamos tanto
que daba esa impresion.
Y toda la gente lo verá,
cuando estemos bajo la farola.
Como antes, Lili Marleen.

Pronto llama el centinela
«Estan pasando revista
Esto te va a costar tres días»
Camarada, ya voy
Entonces nos decíamos adios
Me habría ido encantado contigo
Contigo, Lili Marleen.

Ella conocía tus pasos
tu elegante andar
todas las tardes ardía
aunque ya me había olvidado
Y si me pasara algo
¿Quién se pondría bajo la farola
Contigo?, Lili Marleen

Desde el espacio silencioso
Desde las tierras de la tierra
Me mantienen como en un sueño
tus adorables labios
Cuando la niebla nocturna se arremoline
yo estaré en la farola
Como antes, Lili Marleen

Según se dice, el éxito de la canción llamó la atención del Ministro de Propaganda Josef Goebbels. Tras escucharla, intentó prohibirla, ya que consideró que únicamente podía influir de forma negativa en la moral de las tropas y ordenó que fuera suprimida del repertorio de la emisora. Las protestas de los soldados fueron tales que Radio Belgrado tuvo que mantenerla en antena, pese a la opinión del Ministro, y siguió emitiéndose todas las noches. Además, la canción se tradujo a decenas de idiomas y ha sido versionada en infinidad de ocasiones. Es una de las canciones más famosas del siglo XX, se han escrito libros y hasta se han hecho películas sobre ella, y hasta a mí me emociona lo suficiente como para que le dedique un bocetillo.