Herbst

Un año más las hojas empiezan a caer. Comienza mi estación favorita del año y, un año más, siento la tentación de lanzarme a por mis lápices de colores y dedicarle un dibujillo.

No hay otoño sin hojas que caigan, así que, mientras dibujaba, se me vino a la cabeza el poema que Rilke le dedicó a esta estación:

Y para terminar de rematar la faena, he desempolvado un poco mi alemán para añadir mi versión de la traducción de este poema:

Las hojas caen, caen desde lejos,
como mustias en los lejanos jardines del cielo;
caen con un ademán de negación.

Y en las noches cae la pesada tierra
fuera de todas las estrellas en la soledad.

Todos caemos. Esta mano cae.
Y mira a los demás: la caída está en todos.

Sin embargo hay uno que recoge estas caídas
con infinita ternura entre sus manos.

¡Feliz otoño a todos!

A Querdelf y Yishana

Amor es saber decir TE QUIERO con una mirada… una sonrisa… una caricia… un abrazo… cuando no hace falta usar las palabras… amor es respetar y hacerse respetar… confiar y hacer que confíen en ti… amor es saber tener tu espacio y saberlo dar… amor es tener comunicación y posterior complicidad… amor es sentirse feliz cuando se ve feliz a la persona amada, amor es querer a alguien y demostrarlo día a día, aceptarse mutuamente, y reírse juntos… Por todo ello hay dos cosas que son muy necesarias en el amor: Espacio y D-espacio.

Estas son palabras que Yishana y Querdelf me escribieron en una ocasión, y no puedo elegir mejor momento para recordarlas, porque sé que siempre las tendrán presentes ahora que han decidido caminar juntos por la vida. Estoy segura de que el camino que les queda por recorrer es largo y estará lleno de grandes aventuras y momentos mágicos.

A ellos les dedico este poema:

El Matrimonio, por Gibran Jalil Gibran

Nacisteis juntos y juntos estaréis para siempre.

Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.

Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.

Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.

Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.

Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.

Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de la misma copa.

Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.

Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.

Las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música.

Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.

Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.

Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares que sostienen el templo están separados.

Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

Querdelf, Yishana, seguid siendo como siempre habéis sido hasta ahora, y disfrutad de esta aventura, que ya empezasteis hace tiempo, y que ahora continúa, y de la que espero ser testigo durante muchos años más.