¡Democracia Real Ya!

La verdad es que aún no había escrito mi post de queja (cosa que tenía la obligación moral de hacer). He estado ocupada con otras cosas y, sobre todo, yendo a las concentraciones, y por supuesto a votar.

Ah no, espera, es verdad, no me acordaba, con la que está cayendo, no me puedo quejar…

O eso me dice todo el mundo siempre desde hace siglos. Tengo un trabajo fijo, con un sueldo mileurista que me permite pagar el alquiler de un piso más que decente con mi pareja, mi comida, mis necesidades, e incluso bastantes caprichos. Claro que no tengo familia a la que mantener, si no no llegaba a fin de mes ni de coña…

Pero con la que está cayendo no me puedo quejar, tal y como está la cosa soy una privilegiada…

¿Pues sabéis qué? Me voy a quejar.

Porque no, yo no soy ninguna privilegiada, lo que yo tengo es lo BÁSICO que cualquiera en mi situación debería tener. Es más, mi trabajo y cargo laboral no tienen nada que ver con lo que he estudiado, y están bastante por debajo de mi formación y mis aspiraciones, y de hecho veo allí muchas cosas que me recuerdan a la situación económica y política de este país en general, pero ese es otro tema que no viene a cuento. Decirme que yo, o la gente en mi situación, con trabajo fijo y medio decente, no nos podemos quejar porque hay mucha gente que está peor es contribuir a que todo siga igual, a que este sistema no cambie, a que se siga primando el interés económico y esclavizando a la gente en nombre del dinero y la crisis económica, mermando su calidad de vida, mientras que los que la han causado siguen tan campantes y felices, y haciéndose cada vez más ricos. Y más me quejo cuando a mi alrededor veo a gente que conozco, y a mis propios amigos, en el paro, o con trabajos de risa, o haciendo más horas extras que un reloj que luego no les pagan, cada vez más explotados. Y aunque fuese una privilegiada de las de verdad y tuviese el mejor trabajo del mundo, me quedaría la solidaridad para con los demás, porque llevo indignada mucho tiempo, viendo un montón de cosas a mi alrededor que no me gustan, y esas cosas hay que cambiarlas, y me alegra ver que por fin esta sociedad se ha echado a la calle, y demasiado hemos tardado. El derecho a quejarnos es un derecho que tenemos y lo tenemos que ejercer. Y tenemos que hacerlo unidos, sin importar nuestra ideología o trasfondo político. No se trata de que ganen unos u otros, sino de unirnos a pesar de nuestras diferencias para cambiar un sistema que no funciona, no sólo en nuestro país, sino en el resto del mundo.

Es por ello que me quejo, y me manifiesto. Y a los que pensáis que ya lo hago tarde y que esto ha fracasado, vistos los resultados de las elecciones, les digo que esto no ha hecho más que empezar, que esto no ha ocurrido espontáneamente para cambiar los resultados de unas elecciones. Se trata de algo totalmente diferente, de hacer una verdadera revolución pacífica, y cambiar el sistema a largo plazo, haya elecciones o no; por eso hay que seguir permaneciendo unidos, y por eso hay que seguir quejándose  y manifestándose, ahora más que nunca, todos unidos, poquito a poquito, marcando objetivo tras objetivo, uno a uno, hasta que por fin lo consigamos. Parece una utopía, pero yo creo que es posible, aunque esa posibilidad parezca absolutamente minúscula, pero está ahí. Y si no luchamos por ella entonces sí que no lo conseguiremos jamás de los jamases.

Después de haber visto todo esto con mis propios ojos ni se os ocurra moveros de allí, ni a mí dejar de volver...

Y por supuesto, aquí dejo el manifiesto, y nada tarde porque, como ya he dicho esto no ha hecho más que empezar. O eso quiero creer y espero que así sea. Ya hemos dado el primer paso, el más difícil, no podemos volver a casa con el rabo entre las piernas y resignarnos una vez más. No a estas alturas. No después de todo lo que ha pasado. Ya lo hicimos una vez, y durante demasiado tiempo.

MANIFIESTO “DEMOCRACIA REAL YA”:

Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.

Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.

Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.

Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.

El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.

La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.

El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.

La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.

Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.

Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.

Creo que puedo cambiarlo.

Creo que puedo ayudar.

Sé que unidos podemos.

Sal con nosotros. Es tu derecho.

Bei der Laterne…

Hay canciones que, casi sin proponérselo, marcan una época, que se convierten en el himno de una generación, de un período histórico, y remueven las entrañas y hacen eco de las palabras de millones de personas a la vez, canciones que pueden poner de acuerdo y gustar por igual a varios bandos enfrentados entre sí encarnizadamente… es la magia y el poder de la música.
Poco de esto imaginaba el soldado alemán Hans Leip cuando, de camino al frente ruso durante la Primera Guerra Mundial, escribió una serie de poesías. Entre ellas se encontraba un simple y corto poema dedicado a una chica, a su amada tal vez, o quién sabe. El poema narraba como él se despedía de ella junto a una farola frente al cuartel.
Varios años después, en 1937, Leip publicó estos poemas, los cuales llegaron a manos del compositor Norbert Schultze. El poema antes mencionado le gustó, y decidió ponerle música y convertirlo en una canción titulada Das Mädchen unter der Laterne (‘La chica bajo la farola’). Sin embargo, fue con otro título con el que la canción pasó a la historia. Un año después se estrenó el tema, cantado por la cantante alemana Lale Andersen, con poco éxito de ventas y pasando sin pena ni gloria.
Ya en 1940, un suboficial de una compañía acorazada alemana, que resultaba ser de los pocos que tenían el disco, dejó oir la canción a sus compañeros, y les gustó tanto que la adoptaron como «su canción». Enviaron a la compañía a formar parte del Afrika Korps, a cumplir órdenes al mando de Rommel, pero uno de los oficiales de la compañía fue trasladado a la recién ocupada Belgrado, para hacerse cargo de la emisora militar de radio de la ciudad, y se llevó consigo el disco. Desde allí emitió la canción por primera vez en agosto de 1941, dedicándosela a sus compañeros que se encontraban en el desierto norteafricano. A Rommel le encantó y pidió que se incluyera habitualmente en las emisiones de la radio. Comenzó a tener un gran éxito y desde todos los frentes llegaron peticiones para que se emitiera. Al final, la canción se hizo tan popular entre los soldados alemanes que la emisora de Belgrado acabó radiándola todos los días, a las 21:57 horas, como cierre de su programación. Pero no acabó ahí la cosa. La emisora tenía tal potencia que podía escucharse en numerosos lugares de la contienda, por lo que los soldados aliados la escuchaban también, y a su vez, y sin saber nada de lo anterior, también adoptaron el tema como «su canción». Los soldados alemanes se sorprendieron cuando al hacer prisioneros enemigos comprobaban que la conocían.

Así, cada noche, a la misma hora, para los soldados de ambos bandos, inmersos en el sinsentido de una guerra encarnizada, el tiempo se paraba, mientras recordaban a sus novias, sus amadas, y todo lo que habían dejado a trás, esperándolos junto a una farola mientras escuchaban estas palabras:

Haciendo más pinitos con el papel negro... es más difícil de lo que parece.

.

Frente al cuartel,
delante del portón,
había una farola,
y aún se encuentra allí.
Allí volveremos a encontrarnos,
bajo la farola estaremos.
Como antes, Lili Marleen.

Nuestras dos sombras
parecían una sola.
Nos queríamos tanto
que daba esa impresion.
Y toda la gente lo verá,
cuando estemos bajo la farola.
Como antes, Lili Marleen.

Pronto llama el centinela
«Estan pasando revista
Esto te va a costar tres días»
Camarada, ya voy
Entonces nos decíamos adios
Me habría ido encantado contigo
Contigo, Lili Marleen.

Ella conocía tus pasos
tu elegante andar
todas las tardes ardía
aunque ya me había olvidado
Y si me pasara algo
¿Quién se pondría bajo la farola
Contigo?, Lili Marleen

Desde el espacio silencioso
Desde las tierras de la tierra
Me mantienen como en un sueño
tus adorables labios
Cuando la niebla nocturna se arremoline
yo estaré en la farola
Como antes, Lili Marleen

Según se dice, el éxito de la canción llamó la atención del Ministro de Propaganda Josef Goebbels. Tras escucharla, intentó prohibirla, ya que consideró que únicamente podía influir de forma negativa en la moral de las tropas y ordenó que fuera suprimida del repertorio de la emisora. Las protestas de los soldados fueron tales que Radio Belgrado tuvo que mantenerla en antena, pese a la opinión del Ministro, y siguió emitiéndose todas las noches. Además, la canción se tradujo a decenas de idiomas y ha sido versionada en infinidad de ocasiones. Es una de las canciones más famosas del siglo XX, se han escrito libros y hasta se han hecho películas sobre ella, y hasta a mí me emociona lo suficiente como para que le dedique un bocetillo.

La Llamada de la Ninfa

Las larvas de las libélulas se llaman ninfas. Son criaturas acuáticas y predadoras, y se alimentan vorazmente de otros insectos e invertebrados de su entorno, hasta que abandonan el agua para iniciar su fase de metamorfosis y transformarse en libélulas.

En un estanque frío y oscuro habita el espíritu de una muchacha que se ahogó allí, y que debe cazar y devorar las almas de los incautos que se acercan a ella para poder realizar su metamorfosis y abandonar el estanque en el que se encuentra atrapada, y volar alto en libertad, convertida en una hermosa libélula.

Esta historia no la inventé yo, la inventó Priscilla Hernández,  y nos la cuenta en su canción The Call of The Nymph, así que el mérito va para ella. La música de Priscilla es mágica, etérea e inspiradora, y esta es una de mis canciones favoritas de su disco Ancient Shadows. os invito a todos a que visitéis su página web y la conozcáis, porque realmente merece la pena. Además, está a puntito de sacar nuevo disco, y todo apunta a que va a ser una maravilla, como todo lo que hace.

Y ha sido precisamente inspirándome en su música, y en esta canción en particular, como se me ocurrió la idea para mi última obra, este dibujo titulado, como no, The Call of The Nymph, realizado con lápices de colores sobre papel azul de tamaño A3.

How many souls I may devour to become a dragonfly? And fly high... Down here I hardly see the world through water lilies.

Y no puedo terminar de mejor manera que poniendo a Priscilla en directo cantando esta hermosísima canción, porque aparte de su música, su puesta en escena también merece muchísimo la pena, y aquí podéis ver una gran muestra de ello:

Sant Jordi 2011 (2ª parte)

Como ya dije, mis libros de Sant Jordi no se acababan en el post anterior, porque me quedaban un par de amiguetes por ver y que me dieran sus respectivos libros, y viceversa. Aquí están los otros dos libros que he recibido por Sant Jordi este año:

El amanecer de los conejitos suicidas, de Andy Riley. Este es el tercer libro de una serie de viñetas bastante conocida (yo no tengo los dos anteriores, pero da igual, la premisa es la misma). Un bonito regalo de mi twin Yishana y Querdelf, el elfo del siglo XXI que en realidad vive atrapado en 1995. Estos tiernos y adorables conejitos desean abandonar este mundo a toda costa, y no dudarán en intentarlo por todos los medios, aunque sea de la manera más rebuscada. Como reza el comentario de la contraportada, «no debería ser divertido de ninguna manera, pero lo es», y mucho, subrayo yo misma tras echar un vistazo a algunas de las páginas de este cómic.

Under the Dome, de Stephen King, que me ha regalado con todo el cariño mi querido primo Kamechan. Del argumento, ni idea, pero ya lo veré cuando lo lea. Seguro que estará cuanto menos, entretenido. No sé si al resto de los de mi generación os pasaría lo mismo, pero cuando yo iba al instituto entre todos los de la clase parecía haber un consenso general de que Stephen King era lo más. La mayoría no leían mucho por placer más allá de las lecturas obligatorias que nos mandaban, pero cuando lo hacían, leían a Stephen King, y les encantaba Stephen King. Yo era la que más leía de toda mi clase con diferencia, pero nunca llegué a leer nada suyo, a pesar de que tenía bastantes ganas de hacerlo por todo lo que oía (nunca me compraba libros, no lo necesitaba, porque mi casa ya estaba llena de ellos de antemano, así que leía lo que tenía en casa; había más de 1000 libros pero ninguno era de este señor, qué le vamos a hacer). La verdad es que con los años me aficioné a otras cosas y no volví a pensar en el tema, pero ahora que tengo este librito, mira por donde, voy a empezar. Además, Kamechan sabe que me encanta leer en VO y me lo ha regalado en inglés, qué apañado. Y además, es un tocho, y yo amo los tochos. Los libros, cuanto más gordos, mejor.

Por supuesto yo también he regalado mis respectivos libros de Sant Jordi a todos ellos, pero mejor que los reseñen ellos en sus respectivos blogs.