Hoy es el primer día del resto de mi vida

Treinta años no se cumplen todos los días. Cierto es que en realidad es un cumpleaños más como tantos otros, que una ya tiene experiencia en esto de cumplir años, pero es una cifra que, de una manera o de otra, se nos antoja especial cuando la alcanzamos, y si no lo hacemos nosotros ya se encargan los demás de recordárnoslo.

Hace unos meses una persona muy especial para mí me dijo que era un error muy grande de la sociedad actual esa idea que se tiene de que la cúspide de nuestras vidas, la mejor época, tiene que ser en nuestra más tierna juventud, y creo que tiene toda la razón del mundo. Parece que rondando esta edad ya tenemos que tener nuestra vida hecha, planificada, y bien montada. La etapa de experimentar, de probar cosas, quedó atrás; es el momento de sentar la cabeza.

No puedo parar de pensar que si tengo mi vida ya montada y planificada y así va a ser todo el tiempo que me queda acabaré siendo una cuarentona muy frustrada, ¡con la de cosas que me quedan por hacer! Tampoco va conmigo lo de volver la vista atrás y pensar en mi juventud, divino tesoro. Supongo que para cada persona será diferente, pero de hecho cuando pienso en mí a los 20… ¡yo a los 20 era una pringada! No reniego de otras épocas ni mucho menos, ya que mi veintena ha estado muy bien; he estudiado, he trabajado, me he espabilado, he viajado, he crecido como persona, he conocido a mucha gente y he dado tumbos de un lado para otro buscando algo que puede que siga sin saber muy bien qué es; buscándome a mí misma tal vez. De alguna manera, he acabado aquí, donde estoy ahora…

Pero ahora, gracias a todas esas experiencias, soy mucho más fuerte, estoy más segura de mí misma, y creo que por una vez en mi vida sé lo que quiero. Y es una sensación extraña porque no la había tenido nunca. Siempre me he dejado llevar por la corriente, dando vueltas de una ciudad a otra, de un país a otro, pero sin saber a dónde voy. El paso por la veintena me ha llevado a ser lo que soy ahora, y ahora soy, en cierto modo, la clase de persona que quería ser a los 20.  Ahora que he llegado hasta este punto, está claro que no he hecho más que empezar. Tengo mucho por probar, por hacer, por aprender, por experimentar, y lo más importante:

Tengo planes, muchos planes…

Hoy comienza la mejor década de mi vida, o eso me he propuesto…